Scrum


Scrum es una metodología ágil diseñada para mejorar la productividad de los equipos, haciendo las cosas mejor en menos tiempo.

Grandes compañías como Amazon, Google, Salesforce o el BBVA trabajan con ella.


Resulta difícil creer que algo así puede estar al alcance de la mano, y que no lo estén utilizando todas las compañías. Las personas, por norma general, tienen aversión al cambio, y es complicado realizar modificaciones en organizaciones estancadas en su forma de trabajar.

Para desarrollarlo, es vital conocer lo que realmente quiere el cliente, e ir incrementando el valor del producto de manera progresiva sin incurrir en gastos innecesarios ni pérdidas de tiempo.

Este método se puede aplicar a todo tipo de organizaciones, en ámbitos educativos, en el desarrollo de áreas desfavorecidas o incluso en política, pudiendo desarrollarse a su vez en el ámbito profesional y personal.

A diferencia de otras lecturas sobre metodologías ágiles, que se asemejan a una guía de procedimientos, este libro reúne todo tipo de ejemplos reales vividos por el autor y creador del método, explicando la manera en que ha utilizado Scrum en su larga trayectoria profesional. A pesar de que en un primer momento resulta difícil dar con la forma en que se ha implantado en el FBI, en lo que Scrum ha podido ayudar en el periodismo, en el uso que se le ha dado a esta herramienta para acabar con Al Qaeda, o simplemente cómo se ha utilizado esta metodología para construir una casa, todas y cada una de ellas se aclaran en sus páginas.

Esta lectura, amena y entretenida, es una buena forma de comenzar a interiorizar los principios de Scrum, y empezar a pensar en formas de implantarlo en tu compañía.


¿Y cómo es esto?

En Scrum todo comienza con la búsqueda de tres pilares básicos:

Product Owner: encargado de trasladar los deseos del cliente al equipo, sabiendo trasladarle al cliente lo que se puede y no se puede hacer, y gestionando todo el flujo de información entre ambos. Debe conocer al cliente y lo que necesita el producto, tomando sus propias decisiones con toda la información que recibe.

Scrum Master: encargado de que el método se ejecute correctamente. Es un perfil que debe saber convencer, persuadir y demostrar.

Equipo: idealmente estaría entre los 5 y 9 integrantes, pudiendo realizarse a partir de 3. En este equipo estarán todos los perfiles necesarios para ejecutar el producto o servicio, será autónomo, no habrá cargos ni jerarquías, habrá colaboración y transparencia, un objetivo común y mucha comunicación.

Una vez tengamos esos pilares, procederemos a enumerar todo aquello que se podría realizar en el proyecto, el Backlog. En la parte superior del listado estaría aquello que genere más valor y tenga menor riesgo. Los aspectos colocados en esta lista deben cumplir los criterios INVEST (Independent, Negotiable, Valuable, Estimable, Small, Testable) y tienen que responder a las siguientes preguntas: ¿para quién?, ¿el qué? y ¿por qué?.

Estos items tienen que ser valorados en esfuerzo a través de diferentes técnicas, siendo importante recalcar la valoración en esfuerzo y no en tiempo. Si en el listado nos encontramos con tareas excesivamente grandes, se pueden dividir en tareas más pequeñas.

Una vez se tiene valorado, se pasa a los famosos sprints. Es en este momento donde se organiza el trabajo a desarrollar en función de la capacidad del equipo. Se introducirán todos aquellos items realizables, sin sobrecargar ni terminar antes de tiempo, y que pueden completarse por un miembro del equipo un plazo entre medio día y dos días. Sabiendo ese nivel de esfuerzo, y tomando el primer sprint como referencia, podremos conocer la velocidad de trabajo de nuestro equipo para sucesivos sprints. La velocidad se incrementará de manera natural tras cada uno de ellos.

Los sprints tienen una duración entre 1 y 4 semanas, y lo que se introduce en él no puede ser modificado. Se puede medir el avance del mismo con un diagrama burn down donde observar las desviaciones que se producen, para tener un control de la evolución.

En Scrum, la comunicación es constante y transparente. Diariamente se realiza una reunión de 15 minutos de pie, sin comodidades, evitando de esta forma que se alargue en el tiempo. Cada miembro debe decir únicamente tres cosas: qué es lo que ha hecho, qué es lo que va a hacer, y si existe algún impedimento para conseguirlo. De esta forma, en caso de que haya algún impedimento, se resolverá con la colaboración del equipo y sin dejar que las cosas queden pendientes sin solución.

Es importante que el equipo trabaje en el mismo espacio, para entre otras muchas cosas, llenar las paredes con los grandes aliados de Scrum: los post-it. Estos se pegan en un tablón y en ellos figuran todos los items, pasando por las diferentes etapas en función del estado en que se encuentren: pendiente, en proceso y hecho. Para que algo esté hecho y posteriormente sea aceptado, tiene que cumplir unos requisitos previamente establecidos, sin los cuales no podrá considerarse hecho. Con Scrum tienes actualizada, priorizada y dimensionada la lista de objetivos pendientes.

Una vez hemos terminado el sprint, se llega a la revisión y se muestra el trabajo realizado. Aquí no solo acude el equipo, sino que estarán presentes los stakeholders, y todo aquel que quiera, ya que se trata de una reunión abierta.

De aquí se sacará feedback y se tendrá en cuenta en futuros sprints. En ocasiones con este feedback se modifican prioridades, el valor de algunas cosas que tenemos en nuestra lista, o incluso se incorporan nuevas acciones. El backlog general puede ser modificado añadiendo nuevas tareas, pero una vez se cierra un sprint, no se pueden incorporar ni eliminar tareas y el equipo está únicamente centrado en conseguir el objetivo marcado. Si hay tareas que no se consiguen, se pasarán al siguiente sprint.

Con todo esto en la mente, pasaríamos a un momento clave en Scrum, la retrospectiva del sprint. Es ahí donde el equipo ve lo que ha ido bien y lo que es mejorable, evitando siempre buscar culpables o utilizar este momento para liberar tensiones. El ámbito emocional es muy importante, y al finalizar, trataremos de descubrir que opina cada miembro del equipo de su papel en el proyecto, su opinión de la empresa, y que es lo que podría hacerle más feliz.

Una vez se termine, hay que ponerse en marcha con un nuevo sprint.


Autor: Jeff Sutherland - J.J. Sutherland

Extensión: 294 páginas

Precio: 16,90€ Libro / 6,99€ Ebook