El ser humano está preparado para mantener relación con 150 individuos como máximo. Con ellos podríamos tomar un café si coincidimos y la cifra se puede incrementar a 1500 si hablamos de personas que puedes reconocer.
En el ámbito laboral, conocer a todos los miembros del grupo implica comprender las dinámicas personales, adaptar las personalidades, sacar tiempo para todos y ser eficientes.
Un grupo de 5 personas se enfrenta a 10 relaciones diferentes: las que tiene con el resto del grupo y las que tienen lugar entre los pares posibles.
Si aumentamos a 20 estas relaciones aumentan a 190, multiplicándose por 20 la información necesaria para conocer al resto.
En grupos grandes se empiezan a formar clanes y se pierde la unión de los grupos pequeños. Si esto ocurre, hay que subdividir inmediatamente para evitar jerarquizar, imponer normas y establecer medidas que mantengan la unidad.
En metodologías ágiles como Scrum, se manejan grupos de entre 3 y 9 individuos para poder gestionar las relaciones entre los miembros, ya que solo podemos manejar cierta cantidad de información a la vez y si sobrepasamos ese límite la información nos abruma.