»Ya verás tú la que se lía en las ciudades con las motos estas de alquiler»
»Los que cogen motos de alquiler no han cogido una moto en su vida»
»No conozco a nadie que tenga una moto y no le haya pasado algo»
»Otros que le van a quitar el trabajo a los taxis»
Cuando se comienza un proyecto es frecuente escuchar dos tipos de comentarios. El valor de ambos es el mismo, ninguno. El caso que se les debe hacer, el justo.
Opción 1:
Gente que te alaba por el simple hecho de emprender, aunque no tenga la más mínima idea de qué se trata.
Resultado:
Puede que se te hinche el pecho más de lo debido.
Opción 2:
Por rabia interna o porque seas tú en vez de ser él, tratarán de destrozar el proyecto con los mismos datos que el anterior. Suele tratarse de habladurías del segundo círculo de contacto y son pocas las ocasiones que te lo dicen personalmente. De todos modos, lo notarás.
Resultado:
Desmotivación injustificada.
Hace unos años llegó a las grandes ciudades el servicio de motosharing. Criticado en un principio, hoy es una opción que no contamina y que elimina tráfico de las ciudades. Su uso está extendido y raro es el semáforo donde no hay una en primera fila.