Hace poco escuchaba en el telediario a un cantante que aseguraba no tener demasiada idea de música, pero que se había rodeado de los mejores para llegar a ser el número 1.
Antes de echarse ninguna flor comentaba las virtudes del resto, a pesar de que el reconocimiento en la calle, se lo lleva él. Solo se atribuía el mérito de poder decir mucho en pocas palabras.
Su imagen no le permitiría entrar a una fiesta de postín, sus letras en ocasiones levantan ampollas, y su estilo es tan peculiar e innovador que genera amor y odio a partes iguales.
Sus ritmos y estilos le hacen diferente, y raro es el artista que no quiere colaborar en una de sus canciones. En el fondo, guste o no guste, forma parte de la marca España, llevando nuestros ritmos por medio mundo.
Graduado en Filosofía, tiene discos de platino, el mejor debut de la historia de Youtube a nivel nacional, millones de descargas y otros tantos de reproducciones.
Comenzó en el rap y ha cambiado a ritmos que ni tan siquiera existían. La Ley de la Categoría nos dice que si no puedes ser el primero en una, tienes que crear otra en la que lo seas, y sin duda ha tomado la definición al pie de la letra.