Cuando nieva un poco queremos que nieve más, si no cuaja que cuaje, y si puede nevar un metro que no se quede en medio.
La nieve deja de lado todos los problemas que pueda tener la sociedad, y aunque se conozca, todo el mundo la quiere probar. Guerras sin armas, muñecos, trineos, esquís, ingenio. En este tipo de situaciones la creatividad que guardamos en nuestras casas vuelve a salir como ya lo hiciera con la pandemia.
Tras ello la nieve se ensucia, se endurece, se convierte en hielo. Lo que un día fue bonito pasa a ser molesto. Los árboles ven caer sus ramas, las cornisas sufren soportando el peso, los coches y las motos recuerdan aquellos tiempos en los que se quejaban simplemente por llover con fuerza.
A partir de ahora batalla política, problemas para la sanidad, dificultades para las empresas. Una cuesta de enero todavía más cuesta para taxistas, conductores, riders, restaurantes, cafeterías, y aquellos que veían mejora con el inicio de las rebajas, a esperar.
Tiempos de incertidumbre en los que hay que estar preparado para todo y donde los clientes quieren hoy lo que mañana llega tarde.
Creatividad, innovación, (intra) emprendimiento, agilidad.
Términos más utilizados que aplicados, tan imprescindibles hoy como las quitanieves.