Ayer era empezar repartiendo leche o tener una pequeña tienda a la vuelta de la esquina. Al alcanzar el éxito y comentarse, en ocasiones se notaba cierta sorna para camuflar la envidia.
Hoy hay un paso previo que no es tan entretenido como antaño. Quizá el empaque de los cargos puede tener buena acústica, pero las condiciones son pobres y el esfuerzo en muchas ocasiones no se ve recompensado.
El mercado laboral es un océano rojo en el que es vital diferenciarte para poder encontrar, si no tu océano azul, al menos una zona menos batida.
Leer y estudiar. Testear lo que funciona bien y lo que funciona mal. La innovación empieza en uno mismo y en el fondo cada uno es su pequeño gran proyecto de emprendimiento. Solo hay que buscar el encaje con el mercado, estudiando tus propias métricas.
Charlas, eventos, cafés. Escribir para en muchos casos, no recibir respuesta. Programar llamadas, no olvidarte de nadie, preocuparte por mantener lo que tienes. La falta de movimiento trae falta de resultados y de su mano vendrán el desánimo, la frustración y la tristeza.
Instagram, blogs, Youtube o LinkedIn, diferentes formatos de bajo coste para diferentes públicos, donde expresar, contactar, conectar y crecer.