Pro Evolution Soccer


El PRO nos abandona. Tantos momentos, tantas horas. Una pérdida sin recambio, historia de nuestras vidas. La lista no para de crecer. Tuenti, Messenger, Fotolog. Todo se va, solo queda el recuerdo, los zumbidos.

Alcatel, Airtel, las carcasas de Nokia, fliparlo con la Blackberry. Sus cámaras no eran las de ahora, nuestras vestimentas tampoco. Modas que en muchos casos es mejor que no vuelvan a aparecer. Tazos, Cromos, Gogos. Sentirte mayor mascando chicle.

Te doy un toque, me das un toque y así sucesivamente. Enviar un SMS, quedarte sin saldo, recargar. En el quiosco, sin complicarse. Y de paso me compro un Flash. La transición entre el antes y el ahora. Age of Empires, Gameboy, Pokemon. Oh, tiene un Ipod.

Intentar aparentar 18 cuando tu cara no pasa de 12, aunque te queden dos meses para la mayoría de edad. No entras, este DNI es falso, tú no eres el de la foto. Están todos mis amigos dentro, por favor. Ni amigos ni amigas, fuera. 

Botellón, humo en el interior, chinazos. Grupitos claramente diferenciados, conocedores los unos de los otros. A veces rivales, a veces amigos. Malibu, Baileys. Piña, Cacaolat. Aguantar con el sello hasta el lunes para que se vea. Ah, no me había dado cuenta de que todavía lo tenía, que despiste. Misión cumplida.


Disfrutar de un presente que rápidamente se convierte en pasado, recordando con orgullo el pasado que forja nuestro presente.


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