Tos

Antes era preocupación, eran cuidados. Quieres tomar algo calentito. Ahora todo ha cambiado. Distancia, recelo. Todavía recuerdo ese Ay cogiste frío, el Tienes catarro eh o el Madre mía que tos.

Esas cariñosas palabras se han convertido en miradas incriminatorias, en cuchicheos, en dedos acusadores. Sí, ha sido ese de ahí, hay que tener cuidado con él, parece infectado. Ya nadie se preocupa por tu salud sino por la suya propia, sálvese quien pueda. Ese agua que entra por mal sitio, ese atragantamiento tonto, esa tos que simplemente es tos. Nada está permitido ya. Una vez toses, aun a sabiendas que es por alguna razón justificada, sientes las miradas, escuchas los comentarios, ves cómo la gente se aleja.

En un primer momento estabas convencido del porqué de esa tos, pero con tanta presión tu cabeza empieza a darle vueltas a todo. Espera un segundo, Y si es Covid. Maldita sea, es cierto el otro día estuve con este y si no recuerdo mal me dijo algo sobre contacto estrecho. Aunque realmente no sé en qué contexto me lo dijo.

Las manos empiezan a sudar, aumentan las pulsaciones, un sinfín de preguntas se amontonan en tu cabeza. Y si no es catarro, Aviso a toda la gente, Cancelo la cena, Antígenos o PCR, Será Delta o la temida Ómicron, Cerré con llave la puerta, Habré dejado la vitrocerámica encendida, Qué habrá sido de aquel que venía conmigo a clase.


Al poco tiempo dejas de toser y todo vuelve a la normalidad.


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