A veces uno prefiere aislarse, evadirse de la realidad. Evitar comenzar el día echándole un ojo a los titulares, informándose de lo que ocurre. Como si por ello no fuese a pasar.
Como un avestruz que esconde su cabeza pensando que el mundo que le rodea desaparece. Quizá prefiera el negro a la dureza de la realidad. Quizá vaya un poco más allá y piense que lo que hay fuera es un sueño. Un sueño real, sin algodón ni superhéroes. Un sueño en el que simplemente no hay pesadillas ni depredadores. Un sueño tranquilo, relajado.
Si fuese el mío trataría de soñar con cosas diferentes a las que pienso, a las que siento. Eliminaría la angustia, el temor, la impotencia. Eliminaría actores de esta vida para que fuesen a actuar al inframundo. Dejaría a la gente vivir, respirar. Lo básico vamos. No pienso en algodón ni en superhéroes.