Dejemos de ser cínicos e hipócritas. Hablemos con sinceridad. No es cierto, esto no es Yemen, no es Irak, no es Siria. Esto es Europa, esta cerca, sentimos el aliento en nuestra nuca.
Esto no es una guerra civil, es una invasión. Sentimos el miedo, las balas, los bombardeos. Sentimos que les hemos dejado a su suerte, que les estamos dejando morir. Quizá estén sentenciados, pero nos conviene. De entrar a atacar, podríamos acabar con nosotros mismos, la muerte nos miraría a los ojos. Y eso, nadie lo quiere. Nadie.
Todos queremos mandar armas para limpiar nuestras conciencias, nuestras almas. En el fondo sabemos que somos culpables, aunque no sepamos muy bien por qué, aunque no sepamos muy bien qué hacer. Reina el populismo barato, el quedar bien, el decir lo que toca decir. Palabras vacías, sentimientos ocultos, rabia escondida. Eso somos, en eso nos hemos convertido…