Vida


La vida, al fin y al cabo, es un cúmulo de recuerdos. Historias que guardamos en la memoria y que nos traen, de vez en cuando, una sonrisa pausada a un presente acelerado.

Un presente que poco tiempo nos deja para pensar, para disfrutar. En el que los malos recuerdos se diluyen y pierden fuerza a medida que pasan los años. Un presente en el que los buenos recuerdos se idealizan hasta pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Todo mientras sentimos la presión de un futuro incierto, de unas agujas que no dejan de avanzar. Nada sería igual si el tiempo fuese ilimitado, si se pudiese escapar de un final que ya viene marcado.


Si la palabra despedida, siempre fuese temporal.


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