No escribo textos cortos, no escribo a diario. No tengo intención de vender, no me importa el B2B, ni el B2C, ni el B2B2C, ni R2-D2, ni C3PO. No tengo demasiadas métricas, no me agobio por escribir.
Escribir por placer, cuando me parece, cuando creo que hay algo que puede sumar. Escribir cosas que den que pensar, que hagan reflexionar. Escribir lo que pienso.
No fijarte en lo que hacen, en lo que dicen, dónde ponen el foco. No tener un objetivo fijo, no volverse loco. Si salen cosas, que salen, bienvenidas sean. Conversaciones, recomendaciones, consejos, aprendizaje. Contacto con personas interesantes que nunca hubiese tenido, cafés.
Todo ello a pesar de no escribir textos cortos, de no escribir a diario, de no tener métricas, de no tener intención de vender.
Hacer cosas sin obsesionarte con el retorno, en ocasiones genera mucho más retorno que a aquellos que lo anhelan. Algunos esperan eternamente.
Haz lo que te parezca mientras sea desde el respeto y la educación. Escribe, canta, baila, corre, salta. No te marques los objetivos de otros, márcate tu propio camino. No te obsesiones con tendencias, métricas u objetivos. Haz cosas con las que disfrutes.
Muy bién. Hay que disfrutar con lo que se hace
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